El museo es una escuela
El laboratorio buscó a través del trabajo colectivo e interdisciplinario, indagar en dos aspectos que son fundamentales para el MACMO. Por un lado las prácticas artísticas, su relevancia y su inserción en el tejido social, y por otro, los procesos de elaboración de diferentes formas de mediación entre dichas prácticas artísticas, contextos, artistas y públicos, en el ámbito de este proyecto de museo.
Los participantes fueron seleccionados a través de una convocatoria abierta que buscó conformar un grupo interdisciplinario que permitiera habilitar la problematización de estas nociones desde otras áreas de conocimiento, más allá de las estrictamente vinculadas a las artes visuales. La metodología se basó en la instrucción como herramienta, aplicada al arte, y se propuso ejercicios donde se replicaron ciertas operatorias habituales en el arte contemporáneo, sin introducir -a priori- la noción de obra de arte.
El laboratorio contó con dos bloques: en el primero se indagó, por un lado, en el rol del participante como mediador entre objetos y contextos, así como en las decisiones operatorias, determinadas por intereses estéticos y políticos, y por otro, en la documentación como herramienta de transcripción de un hecho posiblemente invisible o efímero; en el segundo bloque se planteó la ejecución de la instrucción propuesta por el artista Kemang Wa Lehulere y publicada en Do It (Hans Ulrich Obrist e Independent Curators International). El interés de esta propuesta está dado por la complejidad, riesgo y contradicción implícitos en la instrucción, lo que permitió abrir la discusión a una serie de problemas: la instrucción como posibilidad o limitación en el accionar, su sentido lingüístico estricto, el enunciado político ajeno y propio y la pertinencia de la comunicación en tanto arte.